Desde la pandemia, los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) han aumentado drásticamente, afectando a niños y adolescentes, cada vez más jóvenes. El aislamiento, el auge de las redes sociales y la presión estética han contribuido a este problema, convirtiendo la relación con la comida en un mecanismo de control y evasión.
Los TCA tienen un fuerte componente genético (cerca del 60%), pero el entorno también juega un papel crucial. La cultura de la dieta y la gordofobia imponen cánones inalcanzables, generando miedo a engordar y promoviendo comportamientos peligrosos.
Signos de alerta en niños y adolescentes
✔ Obsesión por la comida: interés excesivo en lo que se va a comer, necesidad de control en la cocina y cambios en sus preferencias alimentarias.
✔ Conductas a revisar después de comer: ir al baño inmediatamente, posible purga o malestar evidente.
✔ Evitar eventos con comida: rechazo a reuniones familiares o salidas con amigos si hay comida de por medio.
✔ Cambios en la forma de comer: desmenuzar la comida, beber agua en exceso, tardar demasiado en comer o mostrar irritabilidad en la mesa.
✔ Almacenar comida en secreto: esconder alimentos por vergüenza o para darse atracones en privado.
✔ Fijación por la alimentación “saludable”: interés repentino por las calorías, los ingredientes y comparación con otras personas.
✔ Cocinar sin comer: disfrutan preparando comida para otros, pero no la consumen.
✔ Cambios emocionales y físicos: tristeza, irritabilidad, frío constante, menor concentración y menor rendimiento académico.
✔ Aumento de la actividad física: inquietud constante, ejercicio excesivo o incapacidad para estar quietos.
✔ Fluctuaciones de peso: pérdida o aumento repentino sin estabilidad. Importante: los TCA pueden ocurrir en cualquier peso.
✔ Aislamiento social: pasar mucho tiempo solos, encerrarse en su habitación y evitar socializar y hacer planes con amigos.
✔ Crítica constante a su cuerpo: pesarse con frecuencia, esconder su cuerpo con ropa holgada o evitar mirarse en el espejo.
✔ Autolesiones: en casos graves, pueden presentar heridas en brazos o piernas, como una forma de liberar su sufrimiento emocional.
La importancia de la prevención:
Los TCA no se identifican solo por el bajo peso, de hecho se dan en todos los pesos, y solo un 7% cursan con infrapeso. Detectar estas señales a tiempo y buscar ayuda profesional es clave para evitar consecuencias graves. Como sociedad, debemos reflexionar: ¿qué estamos haciendo para que nuestros niños y adolescentes teman engordar?
Si notas alguna de estas señales en tu entorno, consulta con un especialista en TCA. La detección temprana puede marcar la diferencia. Aquí el artículo completo.