El estudio ALADINO, realizado por el Ministerio de Derechos Sociales y AESAN, revela una leve disminución en las tasas de obesidad infantil en España, con una reducción del 4,5% desde 2019. A pesar de este avance, la obesidad sigue afectado desproporcionadamente a los niños de familias con bajos ingresos.
En hogares con rentas inferiores a los 18.000 euros anuales, la prevalencia de sobrepeso y obesidad se duplica en comparación con las familias de mayores ingresos. Estos niños tienen menor acceso a actividades físicas extraescolares y son más propensos al sedentarismo, lo que aumenta el tiempo que pasan frente a pantallas.
El alza en los precios de los alimentos básicos, como el aceite de oliva y los productos lácteos, está dificultando a muchas familias el acceso a una dieta saludable. Solo el 45,3% de los niños en situaciones económicas desfavorables consumen una fruta al día, y apenas el 23,8% ingiere verduras con regularidad.
La inseguridad alimentaria afecta a más de 6 millones de personas en España, agravando la nutrición infantil. Muchas familias priorizan alimentos menos nutritivos y más económicos, no por falta de conocimiento, sino por necesidad. Este problema no es solo una cuestión de salud pública, sino de justicia social.
Es crucial implementar políticas públicas que fomenten hábitos alimentarios saludables y accesibles, garantizando una nutrición adecuada para los más pequeños, independientemente de la situación económica familiar.
Os dejo mi artículo que he escrito para el periódico EL PAÍS.
Un abrazo
Azahara