Normalmente, escribo sobre temas de salud, pero este artículo es más personal.
Me lo propuso, Ana Requena, ante unos de los mil comportamientos machistas que recibo en redes, y que denuncié por Instagram. Escribir un artículo para el blog de» micromachismos» de El Diario, dónde contase todas las estas miserias machistas, el paternalismo, el mansplaining, la infantilización y la mirada sobre mi cuerpo como medida de valía de mi profesión.
💫A mis queridas compañeras, dietistas, y dietistas- nutricionistas les sonará mucha por desgracias, y casi a cualquier mujer en cualquier ámbito laboral.
🔥La verdad es que no entiendo cómo las mujeres no, nos lanzamos a las calles a quemarlo todo. Esperar a que se den cuenta de las faltas de respeto y el daño que hacen no está funcionando.
Gracias, Ana, por darme esta oportunidad.🫂
«Llevo más de quince años dedicándome a la nutrición y, desde hace ocho, tengo mi propia consulta. Antes de trabajar como nutricionista lo hice como azafata de eventos, recepcionista, dependienta y en un sinfín de empleos que me permitían ganar dinero para seguir estudiando. Pensaba que cuando ejerciese de nutricionista me respetarían más, tendría más autoridad y por fin dejaría de tener que aguantar esas faltas de respeto, pero nada más lejos de la realidad. En todos los ámbitos en los que he trabajado, los hombres me han hecho sentir incómoda y pequeña.
Mi físico ha sido una manera de valorar mi trabajo, porque soy mujer y, además, nutricionista. El combo perfecto para la cultura de la dieta y para la crítica. Una vez, en consulta con un paciente, comentando sus hábitos y cómo establecer herramientas para mejorar su salud, me soltó, y es literal: “Claro, tú estás así porque vives de tu cuerpo”. En otros momentos de mi vida no hubiera sabido qué decir, pero aquí no, le contesté con una sonrisa: “Yo vivo de mi cabeza y de mi trabajo, nunca he vivido de mi cuerpo”.
Os dejo en link para qué podías leerlo, completo.
Un abrazo compañeras.
Azahara 💜