
La nutrición es un campo plagado de mitos. Creencias que se repiten tanto que terminan pareciendo verdades, aunque no tengan ningún sustento científico. Hoy en día, redes sociales como Instagram o TikTok han amplificado esta desinformación, propagando bulos sobre alimentos y hábitos saludables con una rapidez sin precedentes. Desde el clásico “los carbohidratos engordan de noche” hasta el “agua con limón en ayunas elimina la grasa”, estos mensajes confunden y generan culpa en quienes buscan cuidar su salud.
El objetivo no debería ser restringir ni temer a los alimentos, sino entender la ciencia detrás de lo que comemos y recuperar una relación más libre y consciente con la comida.
💧 Mito 1: “Beber agua con limón en ayunas elimina la grasa”
Uno de los mitos alimentarios más extendidos es creer que el limón tiene propiedades “quemagrasas”. La realidad es que la grasa no se elimina por la orina, sino que se oxida y se transforma en energía. Si realmente se eliminara grasa al orinar, veríamos gotas de aceite al hacerlo.
El cuerpo realiza este proceso mediante la lipólisis, y ningún alimento, por sí solo, puede acelerarlo mágicamente. Además, tomar agua con limón cada mañana puede dañar el esmalte dental y aumentar la sensibilidad. Si se desea mantener este hábito, lo recomendable es hacerlo con una pajita reutilizable para evitar la erosión del esmalte.
🌱 Mito 2: “Una dieta vegetariana o vegana es incompleta”
Otro error habitual es pensar que las dietas basadas en plantas son deficitarias o peligrosas. Sin embargo, la evidencia científica demuestra que una alimentación vegetariana o vegana bien planificada puede ser completamente saludable y adecuada para cualquier etapa de la vida.
Lo importante no es el tipo de dieta —omnivora, vegetariana o vegana—, sino su estructura y equilibrio nutricional. Las dietas ricas en vegetales, frutas, legumbres y cereales integrales aportan fibra, vitaminas, antioxidantes y tienen un efecto protector frente a enfermedades cardiovasculares.
🍝 Mito 3: “Los carbohidratos engordan de noche”
El gran protagonista entre los mitos alimentarios. La ciencia lo desmiente con claridad: los alimentos no engordan más o menos según la hora del día en que se consuman. Todos aportan energía, y lo que determina el aumento de peso es el balance energético global, no el horario de las comidas.
El cuerpo sigue activo incluso mientras dormimos. Durante el sueño, gasta energía para mantener funciones vitales como la respiración, la circulación y la regeneración celular. Este mito, profundamente arraigado en la cultura de la dieta, no es más que una forma disfrazada de restricción alimentaria.
Prohibir los carbohidratos en la cena solo fomenta la ansiedad y la relación negativa con la comida. Arroz, pasta o pan pueden formar parte perfectamente de una cena equilibrada.
☀️ Mito 4: “El desayuno es la comida más importante del día”
Durante años, la publicidad y ciertos mensajes nutricionales han repetido que “hay que desayunar sí o sí”. Sin embargo, no existe una base científica sólida que respalde esa afirmación. El desayuno no es obligatorio: lo esencial es escuchar el hambre real y priorizar la calidad de los alimentos.
Si alguien se levanta sin hambre, puede posponer la primera comida sin problema. Lo que importa es que, cuando se desayune, se elijan alimentos nutritivos y saciantes, como frutas, cereales integrales, proteínas y grasas saludables.
🍎 Mito 5: “La fruta fermenta si se come de postre”
Este es, quizá, uno de los mitos más absurdos y extendidos. La fruta no fermenta en el estómago, porque este no ofrece las condiciones necesarias para ese proceso. La digestión de la fruta ocurre en el intestino delgado, y no hay ninguna razón por la que no pueda comerse después de una comida.
Este mito proviene, una vez más, de la cultura de la dieta, que busca formas indirectas de restringir alimentos bajo la apariencia de consejos saludables. La fruta se puede y se debe consumir cuando apetezca: por la mañana, de postre o como merienda.
🧃 Mito 6: “Hay que hacer un detox para depurar el cuerpo”
El auge de las llamadas “dietas detox” promete eliminar toxinas mediante batidos o ayunos. En realidad, el cuerpo ya dispone de órganos encargados de depurarlo: el hígado, los riñones, los pulmones y la piel.
Las dietas detox no solo son innecesarias, sino potencialmente dañinas. Son deficitarias en nutrientes, pueden provocar mareos, pérdida de masa muscular y efecto rebote. El supuesto “peso perdido” durante una detox se recupera al volver a comer con normalidad, y lo único que realmente se adelgaza es el bolsillo.
⚖️ La importancia de la evidencia y la educación alimentaria
La proliferación de mitos alimentarios refleja un problema mayor: la falta de educación nutricional basada en evidencia científica. En un contexto saturado de mensajes dietéticos, influencers y gurús del bienestar, es fácil caer en la confusión o la culpa.
Comer bien no tiene por qué ser complicado ni lleno de prohibiciones. La clave está en volver a lo básico: una dieta variada, rica en vegetales, frutas, legumbres, proteínas de calidad y grasas saludables; sin demonizar alimentos ni horarios.
Desmontar los mitos alimentarios no solo mejora la salud física, sino también la relación emocional con la comida. Aprender a escuchar el hambre, disfrutar del acto de comer y liberar la mente de normas innecesarias son pasos fundamentales hacia un bienestar integral.
💬 Conclusión
La nutrición no debería ser un terreno de miedo ni de reglas absurdas. Es momento de cuestionar los mitos alimentarios, recuperar la confianza en nuestro cuerpo y dejar de lado la cultura de la dieta. Comer no tiene por qué ser una fuente de culpa, sino una forma de cuidar y disfrutar de la vida.

